En el corazón más auténtico de Franciacorta, entre colinas de grandes vinos y residencias de diseño, se encuentra una extraordinaria residencia, cuyo nombre ha recorrido las páginas de revistas como Architectural Digest por su incomparable valor arquitectónico y la excelencia de su restauración. Una oportunidad irrepetible. Esta residencia aristocrática, hábilmente restaurada por Studio Linea y amueblada con piezas de diseño elegidas por Angelo Brignolli y Antonio Feraboli, es una obra de arte habitable, pensada para quienes saben reconocer la rara belleza y desean vivirla a diario. Erigida a principios del siglo XIX, estuvo abandonada durante un tiempo antes de que una de las familias nobles de la zona se hiciera cargo de ella y la terminara. En el salón principal, un techo abovedado con frescos de escenas bacanales recibe a los huéspedes con una atmósfera de ensueño: cada detalle cuenta una historia, cada rincón refleja elegancia y cultura. Las mesas Biedermeier, los materiales auténticos, la refinada combinación de lo clásico y lo contemporáneo crean un ambiente encantador, perfectamente equilibrado entre representación e intimidad. Las dos alas laterales están dedicadas en la planta baja a las cocinas, el comedor, la sala de estar y el estudio, y en la primera planta a los dormitorios. También hay alojamiento para el conserje o el servicio. El parque, bellamente plantado, podría albergar una piscina, si así se deseara. La propiedad se completa con un imponente garaje subterráneo con capacidad para una docena de vehículos. Un refugio ideal para quienes buscan una elegancia atemporal, inmersa en la paz y la vegetación, pero perfectamente conectada con ciudades como Brescia y el lago de Garda. Casas como ésta no se encuentran, se heredan. Es mucho más que una casa: es un legado estético y simbólico, destinado a quienes saben reconocer el valor de la singularidad. Sólo unas pocas residencias saben hablar tan profundamente al corazón y al intelecto. Póngase en contacto con nosotros para una visita confidencial.